Un año más la Tuna de Derecho de la Universidad de Alicante cumple con la tradición en la Semana Santa Alicantina con dos grandes actos: la Ronda a la Virgen de la Soledad, «La Marinera», y el portar el paso de dicha virgen en el miércoles santo.

Como marca la tradición, la TDA le dedicó una ronda muy especial a «La Marinera» y a las monjas del Convento de la Sangre el sábado anterior al Domindo de Ramos. En esta ocasión, más de 40 tunos entre los integrantes de la Tuna de Derecho de Alicante y los invitados de otras tunas alicantinas, le dedicaron unas canciones a la virgen, a los asistentes y a las monjas, entre las que no podían faltar «Virgen de la Soledad» y la recientemente estrenada «Para Siempre».

Tras la actuación, tunos y asistentes pudieron disfrutar de un ágape en los locales de la Cofradía del Cristo del Divino Amor, donde canciones y buen ambiente siguieron marcando la velada.
Despúes de haberse restaurado, tuvo lugar otro acto también importante y no menos tradicional: el baño de pardillos, que en este caso sirvió de preámbulo para otorgar la beca de la Tuna de Derecho a Chumi, tuno de Cuenca ahora afincado por estas tierras. También fue el momento para nombrar a dos nuevos tunos – Vegano y Bolsón – tras un duro pardillaje, para otorgar el «traje» al pardillo «Felpudo» y para dar la bienvenida, con traje de arlequín (de pardillo) a dos nuevos aspirantes, «Goliat» y «Mohai». Enhorabuena a todos ellos, cada uno tendrá ahora que aportar su particular grano de arena a la TDA.

El miércoles santo la TDA y muchos tunos simpatizantes de otras estudiantinas de Alcoy y Alicante, se dieron cita en un bar cercano al Convento de la Sangre para prepararse para portar a hombros el paso de la Virgen de la Soledad, que sigue al Cristo del Divino Amor. Puntuales a las 21.00 salían ya del convento, acompañados de cofrades, manolas y autoridades, para realizar la tradicional procesión, al ritmo de las marchas de procesión y de las saetas improvisadas en ventanas y tribunas. Cuatro horas después, fatigados, doloridos, pero contentos, entraban con la Virgen en el Convento, uno de los momentos más difíciles pero emotivos de la carrera.

 

 

Tunos y cofrades pudieron reponer fuerzas en los bajos del claustro de San Nicolás, donde la tuna deleitó a los asistentes con su alegría y sus canciones. Un año más la TDA está sin duda orgullosa de haber podido cumplir con la tradición. ¡Que sea así por muchos años más!

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